jueves, 21 de junio de 2007

De los llantos épicos

Revalorar el chisme es saber que nuestras civilizaciones no se han desgastado del todo. Leer es otra forma del chisme, leer, leer. No, la circunstancia fafa. Cepillín y la terapia de la música activada por genes de ovnis rancheros oh, yeah. Sin duda, las emociones provincianas se fundan en la palabra, de allí el tumultuoso éxito del chisme en poblaciones con poco rigor cosmopolita. Hacer un catálogo de los grandes chismes de la historia sería la resignación por ser unos fregados fracasados (¡viva la cacofonía!), sería esperar la recompensa que no llega, o si llega lo hace chimuela.
Pueblo es lenguaje, origen de lo masivo y efectivo, síntesis que nos congrega alrededor de una historia bien manoseada, es dejar que todos seamos fabuladores, inventores. La idea de comunicar, hablando solemnemente, se presenta mayormente en la prosa: historia, ensayo, cuento, novela, blablabla. Pero la poesía también presenta la idea de decir aquello que no hemos escuchado, de eso que necesita ser nombrado para que pueda existir y habituarse a la tibieza de las cosas o al rigor de las ideas ¡soy hermano, hermana que mamá siempre quiso!
El chisme es emoción creadora, es escuchar lo que sigue:

El miércoles 13 de junio de 2007 muere Jovita Hernández Barragán. Se recogen las sandeces y aparece el habitat de lo solemne. En sentido estricto el funeral de pueblo no debe ser lo que dicen las telenovelas y las películas: inmovilidad, marcial, de los asistentes, ropa monocrómica, pasar saliva y llanto debido a la ausencia de café. Pero no por eso el dolor no se demuestra.
Jobita cerró su cantina (Oh, traslado de sentidos porque también se le llamó prostíbulo) en 2003, más o menos. La función central de su funeral ha sido que las "chicas malas" repartieron las galletitas y el café, serían las devotas a la madrota que las inició en la admisnistración carnal. Hombres deseosos de lo que sea, otros de nostalgia, otros de morbosidad (¡ a huevo, cabrones, bien orgulloso de los 18 intensificados por el karma del caliente) asistieron al funeral.Yo no porque ni supe el lugar en que sería el ritual al muerto. Mi abuelo fue por respeto, no por cachondo extinguido hoy, reencarnado cada semana por la satisfacción de ser joven hace como 50 años, mi abuelo, al igual que yo, se revuelve con lo que dice y con lo que hace.

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