domingo, 1 de julio de 2007

Inconvenientes de la lectura de poemas en la biblioteca pública (vanidad y automutilación)

Cada vez que empezaba a leer poesía
mi cuerpo comenzaba a agigantarse
y mi oído percibía las voces ajenas
como si fueran de marcianos, duendes
o el producto de una cinta acelerada

entonces sentía una culpa tremenda
y pensaba que para leer poesía
había que irse lejos o encerrarse
por lo cual me cortaba las venas
con una navaja que porto, entonces

(1) me desinflaba como un globo
o (2) inundaba la biblioteca de sangre.

Germán Carrasco

XV

Siempre a punto del vuelo,
es la rosa la hélice más lenta.
La rosa es un avión con la avería
genética de su impericia generacional.
Levantaría en un siglo hacia los cielos
las numerosas alas diminutas
si no fuera su vida de boceto oriental,
o de haikú, tan frágil y tan corta.

Eduardo Lizalde