domingo, 24 de junio de 2007

de compañías, acompañantes y acompañados, a veces, un café.

Recuerdo exactas esas tardes, en que el sol brillaba sobre mis ojos,
paseábamos juntos, llorabamos tristezas frustración y alegrías,
alegrías de chistes malos, de una nueva historia, de las ganas de café que cada tarde me evitaba.

Un camino, los tenis sucios y muchas platicas sin sentido, muchos rumbos y destinos que nunca nos llevaban, ni nos traían.

Recuerdo tu mirada, tus ojos y a veces el humo del cigarro que acababas de prender, la cita era a una hora, siempre nos veíamos en otra...
Recuerdo lo mucho que te extrañé cuando tomé otro camino, uno, en el que no estabas, todas las tardes de café que me procuré, el café, era tu olvido y ahora tu recuerdo...

A veces todavía recuerdo tus escritores, tus ideas, tus besos; pero todo ya se ha ido, yo ya me fui, tu ahí sigues aunque a veces yo ya no lo quiera, a veces te quiero amigo, a veces te quiero lejos...
A veces tomándome un café te recuerdo y te olvido, te acompaño desde mi sillón, como mi compañía de obsesiva de las letras, de los recuerdos y las miradas.

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